domingo, 10 de marzo de 2013

LÍMITE Y ESPACIO PÚBLICO



In memoriam Eugenio Trías
 
Uno de los conceptos más ricos y sugerentes elaborados en el pensamiento de fines del siglo XX ha sido el de límite. Una verdadera idea seminal fruto del trabajo del recientemente desaparecido Eugenio Trías, el más grande de nuestros filósofos después de Ortega. El concepto de límite, que le valió a Trías la concesión del llamado Nobel de filosofía, el premio Friedrich Nietzsche, a toda su trayectoria creativa, ha sido aplicado a numerosos campos de conocimiento tales como la estética, la fenomenología de la religión, la hermenéutica, la filosofía pura o la música, entre otros. El concepto de límite nace en el mundo de las ciencias humanas, sin embargo, no ha sido suficientemente desarrollado en este campo, sobre todo en sociología o en historia, en parte por desconocimiento y en parte por la reducción radical de líneas de investigación y puntos de vista originales de estas disciplinas en los últimos años. Este sinsentido científico no va a ser solucionado en estas líneas, pero ensayaremos un pequeño esbozo de los que es capaz de generar una verdadera idea seminal .
     Básicamente, Trías recupera el concepto de límite no como frontera, raya que separa dos espacios, culturas o sistemas, sino como una franja con entidad propia en a que se generan sinergias, acontecimientos, fusiones, y en la que encontramos habitantes propios. Recuerda Trías el “limes “ romano, aquella frontera cambiante y movediza entre el mundo de los bárbaros y el Imperio. Vivían allí los “limitanei”, que participaban de ambos espacios al tiempo que desarrollaban un “modus vivendi” propio en un “locus” particular. Aunque no se han querido relacionar, hay otros “limes” actuales que pueden servir de ejemplo, léase la frontera entre Estados Unidos y México o la que constituye el sur de Europa, en especial el sur de España e Italia y Sicilia.
     En definitiva, Trías aprovecha este viejo concepto para fundamentar su monumental sistema trasladado a la metafísica; el organigrama contempla el llamado círculo del aparecer, donde se sitúan todas las cosas objeto de la percepción y al otro lado, el círculo hermético, donde habita el misterio, la fe para los creyentes, las utopías y esperanzas del hombre, la concepción individual del futuro… Entre ambos, esa frontera que es el “limes”, el lugar donde habita el ser humano, un animal cuya esencia es ese columpiarse entre el aparecer y el círculo hermético, dotado de la llamada “razón fronteriza”, espacio de diálogo entre la razón lógica y sus sombras, entre ciencias y arte o religión. Las traslaciones a las distintas ramas de la filosofía de ese espacio enriquecido que bebe de ambos círculos han sido múltiples, pero, repito, encuentro una carencia esencial en las ciencias humanas. Si trasladamos la idea de “limes” al concepto de espacio democrático como “locus” mental y espacio público como “locus” social, nos encontramos que el círculo hermético puede ser descrito como el lugar de la utopía, de los anhelos de tantos hombres libres que se aventuraron en él para crear la Carta de los Derechos Humanos o los sistemas democráticos más avanzados. El círculo del aparecer es hoy, en nuestra sociedad del espectáculo, eso mismo, puro aparecer, el gran sistema de simulacros sostenido sobre los pilares de la sociedad de consumo, el capitalismo radical y la conciencia metafísica de la ciencia, que opone sujeto (sujeto humano-deshumanizado) frente a objeto (la naturaleza entera como dada para su consumo).
     El espacio del “limes” donde realmente vivimos, pensamos y nos relacionamos los hombres, sólo puede ser un espacio democrático sostenido por un “locus” público, de lo contrario, la franja desaparece, el espacio de interacción se reduce a una mera imagen y el círculo hermético, el  lugar de las utopías, de los anhelos y de las esperanzas, del espíritu de progreso y de la fe, se oculta, “lethes”, siguiendo a los griegos o se sumerge, siguiendo a los geólogos, como una placa tectónica, que vuelve al interior de la tierra engullida por otra placa que se superpone (el aparecer). El limes es sagrado, no debe tocarse, como sugerí en una entrada anterior, ver http://jumilla-amalgama.blogspot.com.es/2012/02/el-valor-de-cambio-y-lo-sagrado.html, si perdemos el "limes", lo perdemos todo. Y eso es precisamente lo que estamos haciendo, destruyendo sistemáticamente el espacio democrático, el espacio público, aquél que nos permite ser seres humanos plenos, asomados a un futuro misterioso pero lleno de posibilidades.  En la próxima entrada analizaremos con más profundidad algunas facetas de este proceso de desintegración.

3 comentarios:

  1. Hola Bartolo, muchas gracias por seguir mi blog.
    Hablando de límites, voy a nombrarte yo una teoría de composición aplicada a la fotografía que descubrí el año pasado, es la teoría de los edges o límites, y dice que en los límites hay muchos recursos y captan nuestra atención, los límites del espacio, donde hay un cambio, como en la foto que has puesto aquí, o como la arena y el mar, el bosque y el prado..., también los límites del tiempo, como el atardecer o el amanecer, límite entre el día y la noche, las estaciones, o los límites del ser, como la niñez o la vejez.

    Saludos.

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    1. Hola, Antonio, aprovecho para decirte que alucino con tu blog, es una delicia, ya se lo dije a tu hermana, lo he puesto de recomendado, me descubro ante tu trabajo. Está claro que ambos somos unos admiradores de la belleza de nuestro término, que es inacabable, pero tú consigues sacarle unas texturas y colores que creía inéditos. La idea de límite es muy importante en nuestra sociedad, ésa que supuestamete quiere borrarlos, cuando lo interesante es estar en medio, participar de los dos espacios que convergen. La idea que propones es muy cierta y estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión, investigaré en ella. Cuídate y sigue alegrándonos con tus tomas, estoy a tu disposición para lo que haga falta.

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    2. Muchas gracias, estoy muy contento de que te guste mi blog, me parecen muy interesantes tus reflexiones aunque creo que no estoy muy puesto en filosofía y en otros temas que sueles tratar en tu blog. Si la verdad que en Jumilla tenemos mucho donde elegir y buenos sujetos en los que basarnos para hacer fotografías, sobre todo de naturaleza que es lo que más me gusta a mi, y con el gran término que tenemos hay mucho donde elegir, aunque siempre habrá gente que se piensa que tienes que ir a lugares lejanos y espectaculares o comprarse la mejor cámara para poder hacer buenas fotos, yo pienso que lo importante es lo que tienes en la mente y en el corazón, de momento trabajo con una compacta, pero con muchas limitaciones para practicar algunas de los géneros o técnicas que más me gustan, como la macro o la nocturna, por lo que ganas no me faltan de ampliar el equipo, poco a poco se irá haciendo lo que se pueda. La teoría esa de la que te hablo la conocí en estos vídeos: http://vimeo.com/album/1725471

      Gracias de nuevo y un saludo.

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